Escribe Antonio Piñero
Respecto a Pablo de Tarso, tampoco tenemos que gastar mucha tinta electrónica respecto a la “concepción virginal” de Jesús como mesías porque ya hemos escrito largamente sobre la naturaleza del mesías en la entrega número XIII (que tiene varias partes) de esta serie sobre la infancia de Jesús. Así que solo rememoraré, y brevemente, aquello que es válido respecto a esta noción del nacimiento extraordinario de Jesús.
Hemos indicado repetidas veces que entre Jesús de Nazaret, o mejor Jesús el Nazoreo, se interpone el pensamiento paulino. Pablo de Tarso arte del supuesto natural y universal judío de la época que Jesús era un mero hombre (nacido de mujer; de la estirpe de David según la carne). Y sabemos también que a la vez Pablo pero considera a Jesús solo al final del proceso, como el Resucitado, el Exaltado. Y hemos aclarado que, al parecer. Según Pablo hay un proceso de adopción y apoteosis que se caracteriza por no ser un mero invento de Pablo –como sostienen los hipercríticos–, sino por seguir pautas de pensamiento muy judías, aunque místicas y minoritarias.
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