Escribe Antonio Piñero
La noción teológica de la concepción virginal de Jesús es un acto de mejoramiento e idealización de la imagen de Jesús por parte de sus seguidores. Entra en el proceso de repensar y reinterpretar al “Jesús recordado” (J. G. D. Dunn) que podría fecharse hacia los años 80-95 que son las fechas de composición que los estudiosos suele atribuir a los respectivos evangelios de Mateo y Lucas.
Pero podemos dudar de estas fechas y quizás haya que pensar en los inicios del siglo I, sin más precisiones. El argumento es la posibilidad, rayana en la certeza para Mateo, que los primeros capítulos de su evangelio, en su estado actual, fueran añadidos por otra mano (para Lucas es más dudoso, ya que el estilo de Lc 1-2 y Lc 3-24 es parecido: ambas manos imitan el lenguaje de la versión griega de los Setenta) y que recogió, a su vez dos tradiciones populares, comunitarias entre sí incompatibles: Jesús, como mesías, procede en línea genealógica carnal de David: es descendiente directo de este rey; pero a la vez su concepción y nacimiento fue virginal; el presunto padre de Jesús, descendiente de David, nada tuvo que ver genéticamente con su concepción.